Con un frenesí atacado por múltiples emociones respiramos el aire del regreso a la normalidad de nuestros días, que invadido por la vorágine de recuperar ese “tiempo perdido” durante la pandemia, nos olvidamos de pensar por unos segundos que el mundo que conocíamos ya no es el mismo.
Al pensar un poco en todo lo sucedido nos encontramos con diversos cambios que para algunos sectores son positivos, pero para otros impactan de manera negativa. Detectamos en este nuevo mundo una situación socioeconómica atravesada por múltiples aspectos, donde podríamos destacar “la exclusión tecnológica” que parte de la sociedad sufrió y sigue sufriendo, dado que la facilidad de adaptarse a los nuevos dispositivos y nuevas formas de realizar las actividades cotidianas, varía de acuerdo a cada generación.
Siendo la tercera edad quien, hasta el día de hoy, padece estos cambios y no encuentra refugio en ninguna institución que los ayude a superar este obstáculo quedado así a la buena suerte de contar con algún familiar que pueda brindar algún tipo de apoyo o solución.

Pero la exclusión no termina solamente en una cuestión generacional, sino que sé profundiza con el acceso a la tecnología donde miles de familias se encuentran sin posibilidad alguna de poder llevar adelante la vida poscovid, quedando fuera de todo sistema que termina por ampliar la brecha en las oportunidades de desarrollo.
Segmentación
Ya que serán pocos los sectores que puedan acceder a dichas oportunidades, a sus conocimientos, sus
beneficios y a otras tantas facilidades que otorga. Sin ir más lejos, un ejemplo claro es la implementación de teletrabajo y automatización en distintas actividades que dejó fuera del mercado a muchas personas, pero a su vez sumó a otras que cuentan con más herramientas para desenvolverse en este nuevo ámbito que marca un antes y un después a las exigencias laborales.
Continuando con los diversos aspectos que nos hacen entender los cambios que estamos viviendo, no podemos dejar afuera la “acelerada innovación Tecnológica” que sufrimos en este periodo pandémico en el cual el aprendizaje sobre el uso de la tecnología para adaptarnos fue tan rápido que no nos permitió tomarnos el tiempo de evaluar las opciones para adaptar y optimizar los diversos procesos que atraviesan nuestras vidas.
Oportunidades, para unos y otros
Pero cabe destacar que el “aprender sobre la marcha” sin dudas fue la mejor alternativa que encontramos, donde algunos detectaron nuevas oportunidades económicas, otras nuevas formas de aprendizajes, nuevas economías, nuevos desarrollos productivos, entre otras actividades que se destacan, representando una minoría que bien como dijimos anteriormente, son quienes aprovechan o aprovecharon las oportunidades que se fueron presentando a lo largo de estos dos años.
Otros, en contraposición, apenas logran sobrevivir a estos cambios repentinos, quedando muy lejos del ingreso a la nueva realidad y es ahí cuando comenzamos a cuestionarnos la igualdad en oportunidades. En aprendizaje, en accesibilidad, en conectividad, como también en nuevas necesidades que surgen como
consecuencia de todo lo mencionado.
Esto nos invita a reflexionar y comenzar a pensar en los desafíos que tenemos a futuro como sociedad, a replantearnos la realidad que estamos viviendo y empezar a transitar un camino donde la tecnología sea quien impulsa la equidad en oportunidades y no la que profundice las diferencias sociales existentes.